Día 1 y 2 después de dejar de fumar
Después de escribir ayer largo y tendido referente a dejar de fumar con la ayuda de la raíz de regaliz, decidí celebrar mi cese en el consumo tabaquil con unos vasos de cava, para darle mas importancia al evento. Andaba yo fumando mi último cigarro y la diablilla de mi mujer me lo quito de las manos para fumárselo, diciéndome: ¡hazte otro! Yo había decidido que ese era mi último cigarro, aunque me hubiese gustado acabármelo entero, no me encendí ningún cigarro más.
Parece difícil pero soy consciente que tan solo es una sensación de ganas de hacer algo, lo describiría como una especie de somnolencia sin sueño, algo de ansiedad, ya que me noto una ligera presión en el pecho, algo parecido a un nudo en la garganta y un incesante susurro sin voz que quiere moverme a encenderme un cigarro.
Paloduz en boca y escribiendo este relato, parece se hace más fácil.
Hoy es el día primero, habrá que estar entretenido y lejos del el tabaco, que parece que me llama como a golum su anillo, su tesoro, creo que el tabaco hace algo parecido al amor, arraigándose en la personalidad de una forma muy fuerte, es por eso quizás que sea un camino tan fácil como no encerderme otro cigarro y tan difícil como convencer al fumador que hay en mi de que ya está bien.
Podría entender que si una criatura nace dentro del humo, respira humo y se nutre de el, fumar pudiera ser algo a lo que no considerar vicio, si no necesidad. Pero este no es mi caso ¿no creen? Tampoco el suyo, aunque en parte el tabaco tiende a nublar un poco el concepto de lo que es necesario.
Escribo esto tras haber pasado el primer día, a última hora opte por cambiar el regaliz por una bolsa de pipas, algo que siempre me ha sabido mantener distraido.
En la noche algo extraño sucedió, no se si significará algo, pero mis perros ladraban furiosos a una especie de cosa que estaba en el suelo, al acercarme pude ver que era un erizo ¡nunca había visto uno! Y ciertamente me pareció de lo más intrigante, la decisión de apartarse del tabaco parece estar moviendo algunos hilos que se me presentan en forma de extraña fábula que no logro comprender del todo.
Me siento orgulloso de mi primer día, cierto es que he sentido muchas ganas de fumar, pero parece que hoy, segundo día en la mañana, esa ansiedad se ha evaporado un poco.
Durante la tarde se han ido incrementando las ganas, y he llegado a ver casi aceptable el pensamiento de fumarme unos cuantos cigarrillos de nuevo.
Otras veces he dejado de fumar, una vez un mes, otras veces algunos días, si nunca has intentado hacer esto o quieres comprender el mono de un fumador haz este ejercicio.
Aguanta la respiración unos pocos segundos, los suficientes como para que realmente tengas ganas de coger aire, la sensación tras coger aire es similar a la de un fumador cuando se enciende un cigarrillo tras unos días sin fumar. Parece una tontería pero es dificil.
Hasta ahora, 19:00 del segundo día me he mantenido distraido, he estado jugando con mis hijos largo rato y haciendo hormigón. Sigo mascando raíz de regaliz, pero en este instante tengo muchas ganas de fumarme un cigarro. Me voy de la sala del ordenador.
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[…] de dos días sin probar un cigarrillos (ver dos primeros días), me volví a encender un cigarro, aun así sigo en mi andanza y decidido a no consumir más […]
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